Breve historia del bordado de Lagartera
El bordado de Lagartera
Bordado originario, como su nombre indica, del pueblo de Lagartera en Toledo, pequeña localidad situada al oeste de la provincia y perteneciente a la comarca de la Campana de Oropesa.
Cuenta la historia que ya en el siglo XVII, cuando los lagarteranos empezaron a ejercer de arrieros, vendían por toda España pequeños paños confeccionados en sus propios telares y traían, a su vez, platos de cerámica para adornar los portales de sus casas, convirtiéndolas así en verdaderos museos que han llegado hasta nuestros días con sus llamativas colecciones de cerámica y cobre.
La actividad comercial de sus bordados artesanales también ha llegado a nuestros días, siendo en la actualidad la base de la mayor parte de la economía del pueblo. Y es que Lagartera es un pueblo tan apegado a sus costumbres que gracias a este tesón nos han llegado sus bordados, sus costumbres y sus trajes, los cuales, aunque forman parte de una cultura extinguida, siguen teniendo sus usos en contadas ocasiones. Maravilloso resulta pasear por sus calles un día de Corpus Christi, fiesta declarada de Interés Turístico Regional en 2007, y ver como instalan altares con la talla del Niño Jesús decorados con colchas centenarias hechas de deshilado, y ornamentan y decoran sus calles destacando especialmente los bordados característicos de esta localidad, que unido a sus ricos trajes dan a la localidad una tonalidad alegre y plagada de colorido a la vez que trasportan al visitante a épocas pasadas, mostrando la gran riqueza cultural de este pequeño pueblo toledano.
La confección de telas bordadas es una técnica muy antigua y con unos acabados muy cuidados y trabajados, los inicios de los bordados de Lagartera se sitúan alrededor de principios del siglo XVI, y es de este siglo el dato que tenemos de la existencia de un taller de labranderas en uno de los barrios de la localidad. Las telas que tradicionalmente se usaban para la realización de los bordados eran linos de confección casera ya que todas las casas poseían telares de uso cotidiano. De ahí que la anchura de la tela se correspondiera con la medida del telar, por eso frecuentemente se encuentran con añadidos que de manera magistral unen las lagarteranas con «randas», «espiguilla» o «punto de escapulario”, disimulando el resto de costuras con bordados sobrepuestos.
Antiguamente el lino se usaba para la indumentaria y ropa de hogar, hoy en día se ha sustituido por tela de hilo de fábrica y en algunos casos acrílicos, pero no por eso las mujeres lagarteranas que mantienen su tradición dejan de hacer con sus manos verdaderas obras de arte con gran habilidad y destreza. La hebra por lo general era de lana o estambre en color natural y después teñido, pero también se utilizaba mucho la seda, sobre todo para bordar las cintas de los galones que componen la indumentaria femenina. Hoy los hilos también proceden de la industria con una gama de colores mucho más amplia y variada y hoy en día muchas de estas labores han pasado de ser bordadas a mano a ser bordadas a máquina.
Muestras de labor lagarterana.
Son bordados finos y elaborados.
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