En Borca encontrará un amplio abanico de modelos, tamaños y colores; todos nuestros mantones están bordados a mano en seda natural y su calidad es nuestra seña de identidad.
Procedentes de China, los mantones de Manila llegaban a Filipinas y desde allí los comerciantes españoles los llevaban a España, donde se les añadieron los flecos, y donde siempre han sido muy apreciados para lucir en fiestas y celebraciones -sobre todo en bodas-, corridas de toros, como complemento en trajes regionales, ferias… estando actualmente muy asociado el mantón de Manila con la moda flamenca y el vestuario de las bailaoras. En Borca S.A. encontrará una amplia gama de modelos, tamaños y colores. El mantón de Manila es la prenda ideal para la mujer, ya que aúna tradición y elegancia, siendo un excelente complemento para vestirse y no sólo de flamenca. La calidad de nuestros mantones de Manila, mantones flamencos y de nuestras mantillas bordadas ha hecho de Borca un nombre reconocido internacionalmente. Venga a vernos o escríbanos a la dirección ventas@borca.es y le asesoraremos sobre su colocación y los cuidados de una prenda que nunca pasa de moda. Cómo colocarse los mantones de Manila Para lucir con maestría el mantón de Manila, dóblelo en dos y póngaselo ligeramente debajo de los hombros, de manera que forme un triángulo con flecos cayendo sobre su espalda. Por la parte de delante, los hombros quedan al descubierto y las puntas de los mantones de Manila cuelgan por encima de los codos. Si quiere darle un toque más moderno a su mantón de Manila, pruebe a colocárselo drapeado colgado de un solo hombro, sin cubrir el brazo, sino dejando caer parte de él por delante y por detrás. Los flecos del mantón de Manila deben quedar en el extremo exterior.
Mantones de Seda
Con esmerada técnica y gran vistosidad se realiza el bordado de los mantones de Manila cuyo tejido básico e hilo, acostumbra a ser la seda natural, en múltiples colores.
Su elaboración se plantea en dos fases bien diferenciadas, una primera que sirve de preparación, y una segunda en la que se realiza el bordado en sí. Para comenzar se prepara y perfila el dibujo, y los motivos que tendrán que bordarse con puntos de hilván, cadeneta o cordoncillo. Y si además se prefiere que el trabajo tenga relieve, se rellena con punto echado de manera irregular.
Una vez que lo tenemos preparado, para realizar el bordado en sí se pueden utilizar diferentes técnicas; una de ellas, es la denominada de “realce plano” que muestra un punto de espiral sin preparación previa y que combina el color de las sedas con el de los motivos. Otra técnica es la de “matriz o acu pictae” que utiliza la puntada echada de manera informal siguiendo los ejes anatómicos marcados por el mismo dibujo, con la intención de llenarlo y conseguir dar movimiento y plasticidad a las figuras. Todo ello mediante la combinación de tonalidades y colores. La tercera de estas técnicas aplicadas es la de “matriz cortado o chino” que va llenando franjas estrechas del dibujo, de manera que cada una tenga una tonalidad inferior o superior a la precedente, pero siempre en la misma escala de color. Es pues la degradación del color la que consigue que el bordado sea matizado.
Historia y Origen del Mantón
Los suntuosos mantones que hoy conocemos popularmente como de Manila, proceden de China, donde el arte del bordado se conoce desde tiempos inmemoriales (según algunos tratadistas, el oficio había sido heredado de Frigia, ciudad de donde es originario). La seda hilada y tejida es un arte que conocían los chinos 1000 años antes de nuestra era pero la prohibición de entrada de extranjeros en su territorio, permite a este país mantener celosamente sus tradiciones. Más tarde, el dominio español sobre las islas filipinas en 1571, favorecerá el establecimiento de relaciones con este país y facilitará la entrada e instalación de chinos en el puerto de Manila.
A partir de entonces se inicia un intenso comercio de productos entre los que se encuentran los grandes tapices cuadrados de seda bordada, más o menos trabajados, que los altos dignatarios se enviaban como regalo en las grandes festividades y que eran usados como cortinas. Éstos estaban hechos de seda color oro viejo, de forma cuadrada y profusamente bordados, representando 500 divinidades budistas. Los importados a España se aplican para el adorno personal y se les coloca un vistoso fleco de hilo o torzal de seda, del mismo color que el mantón (ornamento heredado de los árabes), que a veces los propios chinos ponían cuando eran destinados a nuestro país. Durante los dos siglos siguientes, este mantón que se sigue importando, se aplica de manera especial al traje regional. Tendremos que entrar ya en el siglo XIX para verlo incorporado en las chulas y manolas inmortalizadas en las escenas de la tauromaquia de Goya.
Sin embargo las clases altas no lo adoptarán hasta finales de ese mismo siglo para lucirlo en verbenas, fiestas taurinas, bailes y fiestas de carácter muy popular.
El color del mantón, el bordado, el enrejado y los largos flecos de seda que lo rodean, determinan su cotización actual, aunque los más valorados son los pertenecientes al siglo pasado, que en ocasiones, superan los 6.000€.
Colocación
Para lucirlo con maestría, dóblelo en dos y póngaselo un poco más debajo de los hombros, de manera que forme un triángulo con flecos cayendo sobre su espalda. Por la parte de delante, los hombros quedan al descubierto y las puntas del mantón cuelgan por encima de los codos. Si quiere darle un toque más moderno, pruebe a colocárselo drapeado colgado de un solo hombro, sin cubrir el brazo, sino dejando caer parte de él por delante y por detrás. Los flecos deben quedar en el extremo exterior.
Cuidados
Una prenda que se lleva en las mejores ocasiones merece un trato preferente. Manténgalo colgado en el armario en una percha o colgador. Pero si no quiere que acumule polvo, guárdelo en una caja envuelto en una bolsa de tela de algodón. Si no quiere que huela a cerrado, sáquelo semanas antes de ponérselo y ventílelo. Si está arrugado, basta con dejarlo completamente estirado una noche en una superficie plana como una mesa grande, o una cama, y si eso no es suficiente, puede plancharlo, pero siempre del revés. Para su perfecta conservación, tenga en cuenta que los primeros dos años, al ser nueva la seda, puede aguantar doblado, pero más allá de ese tiempo, el mantón deber ser guardado en una bolsa de algodón sin estar doblado, es decir, “tal y como caiga” dentro de la bolsa.
Fuentes: EL MANTÓN DE MANILA, Museo Municipal de Madrid, 1999. Si quieres saber más: Wikipedia: el mantón de manila http://es.wikipedia.org/wiki/Manton_de_Manila