EL ARTE DEL BORDADO (3) El Encaje de Bolillos
Cuándo y dónde nació el encaje de bolillos ha sido y, prácticamente, sigue siendo un pequeño misterio. Las múltiples teorías discuten su aparición desde los siglos XVI o XVII hasta fechas muy anteriores. Y, de igual modo, tradicionalmente, se ha asignado a Asiria la creación de las pasamanerías y de todos los trabajos artísticos de nudos, precursores de los encajes a la aguja y, a Egipto, la invención de los encajes de bolillos. Aunque, otras tesis otorgan el mérito a Grecia, desde donde se difundiría por el Mediterráneo, fundamentalmente a Italia, Persia y Arabia.
Orígenes tan difusos han permitido que España, Italia y Flandes mantengan, desde antiguo, una larga disputa por atribuirse la invención de esta labor. No obstante, se sabe que, desde el siglo XV, largas caravanas de mercaderes iban de Auvernia a España; de ésta, a Italia y, de allí, a Flandes (y a la inversa) comprando y vendiendo encajes por donde pasaban.
Más allá de su misterioso origen, el encaje de bolillos es una técnica de encaje textil que consiste en entretejer hilos que inicialmente están enrollados en bobinas, llamadas bolillos, para manejarlos mejor. A medida que progresa el trabajo, el tejido se sujeta mediante alfileres clavados en una almohadilla que se llama "mundillo". El lugar de los alfileres normalmente viene determinado por un patrón de agujeritos en la almohadilla, también conocido como "picado."
Algunos estilos de encaje de bolillos españoles muy conocidos son:
- Encaje de Camariñas: El pueblo de Camariñas da nombre a los encajes de bolillos que se hacían en toda Galicia. Suelen emplear el hilo de lino, que se cultiva abundantemente en Galicia.
- Encajes de Almagro: En el siglo XIX el centro más importante de producción en España de blondas, una variante de encaje de bolillos realizada con hilo de seda, se situaba en Almagro (Ciudad Real), siendo muy renombrado por sus mantillas. Allí, gran número de fábricas manufactureras rivalizaban entre sí, bien por la colección de dibujos, bien por el número, el gusto artístico o el punteado.
- Encaje de bolillos extremeño: Son varias las localidades extremeñas, donde hábiles manos de encajeras se dedican bien por trabajo, bien por hobby, o ambas cosas, a confeccionar trabajos de esta artística labor. Tienen fama las encajeras de Acebo (Cáceres), Zalamea de la Serena (Badajoz), Galisteo (Cáceres), Don Benito (Badajoz), quienes conservan los motivos originales propios de este encaje: “la punta de Camanera”, “el agujero de la cara”, “la berenjena”, “la bruja” y demás nombres curiosos aplicados a las distintas formas.
En concreto Acebo, precioso pueblo de la Sierra de Gata (Cáceres) es conocido desde hace siglos por sus encajes de bolillos. Dicen que se remontan cinco siglos atrás, y que fueron introducidos por las mujeres de gallegas que llegaron con sus maridos, requeridos para hacer los trabajos de cantería de la Iglesia del pueblo; otras teorías hablan del origen judío de esta artesanía. Lo cierto es que la tradición de ha conservado pasando de generación en generación. Tanto es así, que Acebo viene organizando desde hace varios años un Encuentro de Encajeras, donde se pueden ver demostraciones en vivo de este arte del bordado. Todavía, si visitamos Acebo en primavera y verano, podemos encontrarnos encajeras por las calles del pueblo: en muchas ocasiones, en la soledad del encanto del tintinear de los bolillos de madera, en otras, en pequeños grupos sentadas en los poyales de piedra o en las sillas de madera y enea, a las puertas de las sus casas, con las almohadillas sujetas entre las piernas y apoyadas, en su cabezal, a otra pequeña silla.